Es conocido el papel determinante de los microorganismos y enzimas del suelo en su salud y fertilidad. Efectivamente, el componente biológico del suelo resulta clave en la descomposición de la materia orgánica y los distintos ciclos de nutrientes; influye en la estructura del suelo y su hidrología; determina el crecimiento de las plantas tanto de forma positiva (micorrizas, microorganismo estimuladores del crecimiento,..), como negativa (microorganismos fitopatógenos); y tiene una función descontaminante al degradar compuestos tóxicos.

La medida de las actividades biológica y enzimática de un suelo no se trata sólo de conocimiento básico, sino que tiene claras aplicaciones prácticas, tal y como se mostrará en este seminario utilizando resultados de dos proyectos europeos:

1. RECOVEG (Recycling horticultural wastes to produce pathogen suppressant composts for sustainable vegetable crop production), INRA (Dijon, France).
2. BIOINCROP (Innovative cropping techniques to increase soil health in organic fruit tree crops), IVIA (Valencia, España)