Biodiversidad del suelo: clave para frenar los nematodos fitoparásitos
- Escrito por:Kristell Santander Tarin
- 28 octubre, 2025
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Biodiversidad del suelo:La defensa invisible frente a los nematodos fitoparásitos.
La salud de nuestros cultivos empieza en el suelo. Bajo nuestros pies habita un universo invisible de organismos que interactúan, se equilibran y pueden convertirse en nuestros mejores aliados. Entre ellos destacan los nematodos, un grupo de microfauna del que solemos oír hablar solo en términos negativos: Meloidogyne, Pratylenchus, Heterodera… Sin embargo, en NEVAL estamos comprobando en primera persona que a mayor diversidad de nematodos de vida libre, menor presión de los fitoparásitos. Esta observación está alineada con la literatura que relaciona composición de microbiota del suelo, riego y manejo con cambios en comunidades y resiliencia del cultivo (Li et al., 2020; Lyu et al., 2025; Galaverni et al., 2025).
¿Qué está pasando en los invernaderos?
El cultivo de tomate en invernadero es uno de los sistemas productivos más intensivos de la agricultura mediterránea. Suelos reutilizados, ciclos continuos y condiciones de temperatura controlada crean un escenario propicio para el desarrollo de poblaciones de nematodos fitoparásitos, especialmente Meloidogyne spp. Cuando instalamos un invernadero, creemos que “controlamos” todos los factores, pero en realidad estamos creando microclimas que favorecen a unos organismos u otros. Comprender la integral térmica, la densidad inicial de nematodos (Pi), el tipo de suelo y el pH del agua es esencial para anticipar problemas.

La integral térmica: La velocidad de reproducción de los nematodos.
Cada nematodo tiene un rango óptimo de temperatura para completar su ciclo de vida. En invernaderos, donde las temperaturas se mantienen elevadas y relativamente estables, los nematodos pueden completar más generaciones por ciclo de cultivo. La integral térmica (grados-día por encima de un umbral base) permite modelizar el desarrollo. Por ejemplo, se han estimado requerimientos térmicos para completar el ciclo o alcanzar oviposición en distintas especies de Meloidogyne: alrededor de 285–314 grados-día en condiciones controladas, dependiendo del hospedante y la especie (Ploeg & Maris, 1999; Maleita et al., 2012; Giné et al., 2021; Velloso et al., 2022; Dávila‑Negrón & Dickson, 2013; Sciendo, 2022). En la práctica, un invernadero con alta integral térmica permite más ciclos por campaña → las poblaciones aumentan con rapidez si no se gestionan.
Así en NEVAL nosotros trabajamos desarrollando un protocolo para nuestros clientes con bionematicidas controlando la integral térmica para saber en qué momento está comenzando su primera generación y en qué momento podemos comenzar a ver resultados.
Umbrales de partida: Nuestra inoculación homogénea es la base del rigor de nuestros estudios.
La densidad inicial de nematodos en el suelo antes de plantar (Pi) es uno de los mejores predictores de pérdidas de rendimiento; es la base de las funciones de daño (p. ej., modelos de Seinhorst) y umbrales económicos (Fourie et al., 2010; Charegani et al., 2012; Espinoza‑Lozano et al., 2022; Gupta et al., 2025; Li et al., 2023). Evaluar Pi mediante análisis nematológico previo al trasplante y monitorizar durante la campaña permite ajustar decisiones de manejo.
Dependiendo del tipo de nematicida que estemos trabajando y en el estado de desarrollo que se encuentre, trabajamos con un presión de entrada u otra, para dar las mejores respuestas.

Tipo de suelo: La textura y estructura influyen mucho en los nematodos
La textura del suelo determina porosidad y retención de agua, afectando la movilidad, infección y reproducción de Meloidogyne. En general, suelos con mayor contenido de arena tienden a mostrar más agallas y mayor reproducción. El flujo de agua en suelos más porosos también modula el movimiento de nematodos y de antagonistas naturales como Pasteuria penetrans (Dabiré et al., 2004). Aumentar materia orgánica estable y mejorar estructura favorece una biota más diversa y, a menudo, mayor antagonismo natural.
Por eso hemos creído muy importante aportar a nuestros clientes un estudio de la diversidad y fijarnos en esos nematodos beneficiosos que puedan estar presentes en el suelo: nematodos Bacterívoros, fungívoros, omnivoros, predadores.
pH del agua
El pH del agua de riego afecta la química del suelo, la disponibilidad de nutrientes y la microbiota. Valores muy altos (>7,5) pueden precipitar nutrientes y reducir su disponibilidad; valores muy bajos (<5,5) pueden inducir toxicidades y alterar la comunidad microbiana. Cambios en régimen de riego y calidad del agua se han asociado con modificaciones en el microbioma del suelo y el desempeño de varios cultivos. Mantener el pH del agua y del bulbo húmedo en rangos óptimos (≈6–7 en el caso del tomate) ayuda a sostener raíces funcionales y microbiota beneficiosa.
Relacionando todos los anteriores factores obtenemos:
Si la integral térmica es alta, el Pi elevado, el suelo es arenoso y el pH del agua inadecuado, se crea el escenario ideal para que Meloidogyne se dispare y la planta pierda vigor. Al contrario, si reducimos Pi con prácticas previas (solarización, biofumigación, rotaciones), aumentamos la biodiversidad del suelo y mantenemos pH y riego en rangos adecuados, podemos cambiar la dinámica del sistema y desplazar a los fitoparásitos. Además, a nivel fisiológico la infección por Meloidogyne reprograma rutas hormonales de la planta (auxinas y citoquininas↑; supresión de defensas mediadas por jasmonato y salicílico en fases tempranas; ajustes en etileno, ABA y brassinosteroides), facilitando la formación de células gigantes y el establecimiento del nematodo.

¿Por qué NEVAL es el número 1 en los estudios nematológicos?
Nuestro trabajo demuestra que medir y comprender estos factores permite diseñar programas integrados:
- Diagnóstico inicial (Pi, especies)
- Monitoreo de integral térmica y ajustes de ventilación/sombreo
- Enmiendas y bioinoculantes que aumenten nematodos benéficos y antagonistas
- Ajustes en pH del agua y nutrición equilibrada.
Así no solo reducimos fitoparásitos, sino que mejoramos la resiliencia del suelo y del cultivo.
Hemos estudiado las interferencias con los diferentes sustratos para llegar a dar unos resultados óptimos cuando trabajamos en macetas, porque no es lo mismo trabajar con un sustrato que con un suelo natural esterilizado o no esterilizado, cambia muchísimo la respuesta en la reproducción.

